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lunes, 31 de mayo de 2010

Comer es un derecho, no un privilegio

Los mercados no solucionan el hambre que padecen 1.100 millones de personas, a pesar de que la producción agrícola ha crecido más rápido que la población mundial desde 1960. Así lo afirma Olivier de Schutter, relator de Naciones Unidas para el derecho a la alimentación. La pérdida de soberanía de los Estados, controlados y dirigidos por esos “mercados”, explica que millones de personas mueran por no poder comer y que no exista una necesaria soberanía alimentaria de los pueblos.

“Muchos gobiernos siguen pensando que la prioridad es aumentar la producción con grandes plantaciones que producen los mercados internacionales”, comentaba de Schutter a Andrés Pérez, de Diario Público.

Como relator de un derecho que está en la base de casi todos los demás, intenta cambiar el enfoque alimentario mundial.

Como la agricultura local que busca potenciar “no sería competitiva en los mercados”, no interesa a quienes los controlan: transportistas, intermediarios y grandes superficies que, con el control de la oferta y de los precios, manipulan la demanda. Queda así distorsionado el libre comercio del que alardean los creyentes del neoliberalismo, una doctrina comparable a una religión porque sus postulados no se cuestionan, como sostiene Susan George.

La pasividad y el debilitamiento de los Estados, encargados de promover, cumplir y hacer respetar los derechos humanos, plantea grandes obstáculos a la alimentación como derecho y la soberanía alimentaria de los pueblos.

Este debilitamiento obedece a las directrices que imponen los organismos financieros internacionales, controlados por los grandes capitales y por grupos de países, que subvencionan a sus agricultores y sus exportaciones.

También presionan a los gobiernos de otros países para que promuevan leyes favorables a las inversiones extranjeras en grandes extensiones de tierra.

Combinado con la imposición de reducciones del déficit para no “espantar a los mercados” por medio de recortes sociales, estas recetas dejan expuestas a las instituciones públicas. Resultado: el empequeñecimiento del Estado para que “no se interponga” en el camino del “libre mercado”, a costa de renunciar a la defensa del bien común. Es decir, la política.

Los gobiernos ceden por miedo a que el capital huya en bandadas y a que quiebren. Esta desregulación desemboca en un creciente poder de los grandes proveedores, que imponen las condiciones del mercado. Los pequeños proveedores y productores se alejan cada vez más del consumidor y encuentran cada vez menos posibles compradores. Un fenómeno conocido como Walmartización en países como México.

Se ha llegado a argumentar que el consumidor se beneficia de estos modelos de superproducción, pues los precios finales bajan como resultado del abaratamiento de los costes de producción. Entre esos costes están la quiebra de medianas y pequeñas empresas, la ruina de millones de campesinos, forzados a emigrar, así como la reducción del sueldo real y del poder adquisitivo de las personas. El lema “precios bajos, siempre” o “ahorre dinero, viva mejor” lo pueden asumir las clases privilegiadas.

Pero algunas empresas minoristas han creado sus propios bancos para que la gente con menos recursos y sus empleados (sin tener reconocido el derecho a formar sindicatos) puedan pagar sus alimentos con tarjetas de crédito que no podrán terminar de pagar. No podrán ahorrar ni vivir mejor.

Los modelos de superproducción alimentaria a costa de los más débiles encuentran su base “filosófica” en la ley negativa que inspira el neoliberalismo. Como la función de la ley es “determinar lo que está prohibido”, la libertad se reduce a una simple ausencia de restricciones, no en un quehacer de responsabilidad y ética. Aquí no tienen cabida el bien común, el interés general y la justicia social. De ahí que algunos sostengan que si uno puede comer, los demás también, pues nada lo prohíbe.

La otra cara de la moneda está en la libertad de morirse de hambre. Para poder comer, se necesita poder adquisitivo y, sobre todo, alimentos.

El derecho a una alimentación adecuada que reconoce Naciones Unidas en varios instrumentos no obedece a ningún capricho. Forma parte de un sistema de derechos para evitar conflictos sociales como los que provocaron el flagelo de grandes guerras el siglo pasado. Los Estados se comprometieron a salvaguardar esos derechos y aún están a tiempo de asumir esa responsabilidad.

fuente: Carlos Miguélez Monroy, periodista y coordinador del Centro de Colaboraciones Solidarias - analitica.com

Cuba raciona el agua ante la sequía

Las autoridades de Cuba pusieron en marcha un plan de racionamiento del suministro de agua potable en La Habana, la capital del país, como parte de las medidas para enfrentar la sequía que afecta a la isla.

Esta semana, la televisión local anunció la reorganización del horario de distribución del agua en las zonas habaneras que por lo general reciben un buen servicio, para compartirlo con territorios en extrema sequía.

El racionamiento comenzó en barrios de los municipios de Habana Vieja, Centro Habana, Plaza de la Revolución, 10 de Octubre y otros territorios de la capital cubana que sufren la escasez del agua porque las principales fuentes del sistema de abastecimiento continúan secas o deprimidas por falta de lluvias.

El plan incluye la reducción de los horarios de bombeo en fuentes de abasto, trasvases de agua y sistemas hidráulicos, así como la regulación de los pozos para que no se depriman, pues los niveles de agua descienden por la ausencia de lluvias.

La sequía, que comenzó a fines de 2008, repercute también en la agricultura de varias zonas de Cuba y en el abastecimiento de agua a las provincias orientales de Guantánamo, Santiago de Cuba y Holguín, en la central Sancti Spíritus y en La Habana.

Al finalizar 2009, el 61 por ciento del territorio cubano registraba insuficientes lluvias y, al cierre de marzo de 2010, el déficit abarcaba el 50 por ciento.

El Instituto Nacional de Meteorología indicó que el occidente sufre la prolongación de la temporada seca, pues las precipitaciones se concentran en el extremo este del país.

Según el director nacional de Cuencas Hidrográficas, Jorge Mario García, al final de abril, había 239 embalses de la isla con más del 44 por ciento de llenado.

El especialista indicó que, de cien acuíferos controlados en el país, 67 mostraron niveles normales, 38 descendieron y 33 reportaron una situación desfavorable.

La investigadora Cecilia Fonseca, del Centro Nacional de Clima del Instituto de Meteorología, señaló que, a partir de mayo, cuando se inició el período lluvioso anual, tal vez "haya acumulados de precipitaciones cercanos al valor normal, pero puede que esa agua no sea suficiente".

Según la experta, el problema es que la sequía es un fenómeno acumulativo que requiere de grandes inversiones para enfrentarlo pues hay que construir canales, mejorar embalses y renovar acueductos, tareas todas que demandan cifras millonarias. Los científicos cubanos advirtieron que la situación continuará en el país, a pesar de los períodos lluviosos, pues la isla está en la zona de los grandes desiertos, que coincide incluso con el del Sáhara, por lo que se recibe la misma cantidad de irradiación sólar que esa zona. Autoridades del sector hidráulico y de la Defensa Civil llamaron a los cubanos a ahorrar agua para enfrentar la prolongada temporada seca que marcó 2009, entre los cuatro de menos lluvias en los últimos 109 años.

fuente: spanish.china.org.cn

"Tenemos que tender hacia una alimentación que sea sostenible"

"Alimentarse adecuadamente es hoy una cuestión importante porque ayuda a mantener la salud. No obstante, es necesario que además de tender hacia una alimentación saludable, tendamos también hacia una alimentación sostenible y responsable que se apoye en el respeto por la naturaleza y por el bienestar animal". Esta fue la principal conclusión que extrajo Trinidad Valdovinos, presidenta de la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Huesca, Feaccu-Huesca, del congreso nacional sobre consumo responsable que han celebrado esta semana en Huesca.

Para ello, continuó la presidenta de Feaccu, es necesario que los consumidores aprendan a ejercer sus derechos teniendo en cuenta a los demás. "Además de consumir alimentos que sean saludables y a un precio asequible, queremos ser ciudadanos consecuentes con nuestra sensibilidad y responsabilidad medioambiental y social", lo que implica preocuparse, por ejemplo, "de saber si los alimentos que comemos se han producido de una manera respetuosa con el medio ambiente y de la forma más ecológica posible sin comprometer la productividad futura de la tierra, es decir, de forma sostenible".

Valdovinos destacó también la necesidad de que "los alimentos que compramos no sean fruto de la explotación o de la injusticia", promoviendo el comercio justo y atendiendo a las necesidades de los demás.

Tras exponer sus conclusiones, Valdovinos agradeció la presencia de los asistentes y se mostró muy satisfecha con la marcha de este congreso, que ha reunido durante tres días en la capital oscense a noventa congresistas y a numerosos asistentes.

Junto a ella, participaron en la clausura la presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Amas de Casa y Consumidores (Ceaccu), Isabel Ávila, el director general de Consumo del Gobierno de Aragón, Francisco Catalán, el presidente del Consejo de Consumidores de Aragón, José Ángel Oliván, y el segundo teniente de alcalde de Huesca, Fernando Lafuente.

Ávila felicitó a Feaccu-Huesca por la organización de este congreso, "tres días muy intensos, muy interesantes, con unas ponencias formativas e informativas" del que se marcha "sabiendo un poco más y teniendo conclusiones mucho más claras de lo que es una alimentación responsable".

Francisco Catalán, por su parte, aseguró que su departamento tendrá "en cuenta las conclusiones que se han extraído para contemplarlas" en sus políticas, "sobre todo en materia de consumo responsable, y también en materia de información al consumidor".

Oliván, por último, invitó a los asistentes a aprovechar "estos tiempos de crisis para conseguir que los derechos de los consumidores y sus intereses se conviertan en los verdaderos protagonistas".

fuente: V. G. - Diario del Alto Aragón

La lucha contra el hambre pasa por la inversión en agricultura familiar, según un estudio

La lucha contra el hambre y por la seguridad alimentaria en el mundo pasa por el apoyo al desarrollo de la agricultura familiar, para garantizar que produce una cantidad suficiente para "como mínimo satisfacer las necesidades de sus integrantes", según se desprende del último estudio de la Campaña Derecho a la Alimentación Urgente titulada 'Hacia una nueva gobernanza de la seguridad alimentaria' que se presentará este martes.

En declaraciones a Europa Press, el portavoz de esta coalición de ONG y presidente de Prosalus, José María Medina, explicó que el estudio analiza la evolución del hambre en los últimos 30 años para tratar de saber por qué, incluso en épocas de bonanza económica, la cifra de personas en inseguridad alimentaria no ha parado de crecer hasta superar por primera vez en la historia los 1.000 millones.

"Sabemos que es un tema complejo, pero compartimos con otras redes y con muchos especialistas el enfoque de que para luchar contra el hambre, la principal apuesta debe ser apoyar la agricultura familiar, porque la inmensa mayoría de esos mil millones de hambrientos son campesinos con un acceso limitado a las tierras y los métodos de cultivo", explicó Medina.

Sin embargo, en los últimos treinta años la apuesta por estos servicios de los donantes internacionales "se ha abandonado" y las partidas "se han reducido enormemente" ya que si a finales de los años setenta se destinaba en torno al 18 por ciento de la Ayuda Oficial a la agricultura en 2007 la proporción era del cinco por ciento. "Se ha recuperado un poco en los dos últimos años por la enorme crisis alimentaria de 2008, pero debe estar en el 8%", señaló.

El trabajo, realizado en colaboración con el Instituto de Estudios del Hambre, expone que parte de esta situación se debe a la "confusión" en la gobernanza internacional de la seguridad alimentaria, motivada en parte por la falta de desarrollo del Protocolo Facultativo para el Pacto de Derechos Sociales y Culturales vinculado a la Declaración Universal de Derechos Humanos, que recoge el derecho a la alimentación y lo protege.

"Con el 60 aniversario de la Declaración, la ONU aprobó por fin este protocolo y ahora estamos en la fase en que se tienen que ir dando las firmas y las ratificaciones por parte de los Estados para que, en cuanto haya suficientes, pueda entrar en vigor", explica Medina, para incidir en que a partir de ese momento, se podrá "pedir cuentas" a un país que no garantice la seguridad alimentaria de su población.

El estudio 'Hacia una nueva gobernanza de la seguridad alimentaria' será distribuido de forma gratuita a entidades e instituciones y se pondrá a disposición del público en la página web de la Campaña Derecho a la Alimentación Urgente. La presentación tendrá lugar el martes 1 de junio en la Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina.

fuente: Europa Press

domingo, 30 de mayo de 2010

Cientos de familias sobreviven en Chad gracias a la comida de las hormigas

El Sahel sufre una crisis alimentaria como la población local no ha visto en una década. La mala cosecha del año pasado, la subida generalizada del precio de los alimentos y un nuevo ciclo de sequía han provocado una inseguridad alimentaria que alcanza a dos millones de personas en Chad y a casi diez en todos los países al sur del desierto del Sáhara. La escasez es tal, que cientos de familias sobreviven 'robando' a las hormigas su sustento.

Se trata de las 'termitières', madres de familia numerosa que rebuscan en los hormigueros de la zona cada día durante horas. Tratan de encontrar el escondite de la hormiga reina, donde las obreras han ido depositando los granos de cereal recogidos de los campos durante los meses anteriores. Lo separan de la tierra sirviéndose del viento y de un plato de esparto, y lo muelen hasta conseguir una suerte de harina que después mezclarán en el fuego con un poco de agua caliente, haciendo una pasta que llene el estómago.

Esta práctica es frecuente en el norte de la región de Guèra, donde está presente la ONGD española Intermón Oxfam trabajando contrarreloj para poner en marcha proyectos de ayuda humanitaria, desarrollo agrícola y gestión de agua que permitan a 40 poblaciones superar la emergencia y crear reservas para afrontar nuevos periodos de escasez. En esta zona, la ausencia de redes de comunicación y el terreno desértico harán imposible que llegue la ayuda cuando comience el periodo de lluvias, previsto a partir de junio.

A Mariam Osuman, 'termitière' y madre de diez hijos, le preocupa especialmente que comience a llover, porque entonces "ya no habrá forma de encontrar los hormigueros" ni, por tanto, algo de comida. Remueve la arena con ahínco en el pueblo de Djaya Nagataïra, una localidad de 1.700 habitantes en el cantón de Kinga. Quiere evitar lo que sufrió su compañera de faena, Fátima Mussa, a quien el hambre mató dos hijos.

Mussa, igual que otras muchas mujeres en Guèra, ha tenido que acudir al último recurso de emergencia para estas poblaciones: el árbol que conocen como 'savonnier' (Balanites Aegyptíaca), uno de los pocos que se conserva verde en esta región desertificada y que produce una hoja pequeña y "muy amarga". Cuando no quedan hormigueros, la recolectan y comen hervida, pero conseguir una cantidad suficiente no resulta fácil para las manos desnudas de las mujeres, porque las ramas están pobladas de espinas afiladas de hasta cinco centímetros de largo.

Mientras las ONGD y las agencias internacionales preparan su respuesta a la emergencia alimentaria, son muchas las familias que sobreviven gracias a estas soluciones desesperadas, porque si bien el Gobierno de Chad ha subvencionado cereales como el mijo reduciendo su precio a la mitad, el importe sigue siendo inalcanzable para los habitantes de las zonas rurales, adonde tampoco ha llegado aún la comida del Programa Mundial de Alimentos.

- El ganado se muere.

En Barama (Bitkine), a 400 kilómetros al Este de Yamena, conocen muy bien esta realidad. A sus 1.500 habitantes les corresponden unos cincuenta kilos de estos cereales subvencionados, pero los sacos están encerrados en un almacén de la ciudad porque nadie en el pueblo tiene dinero para comprarlos, ni tampoco forma de conseguirlo.

Taryme Gamarga, el jefe en esta comunidad, explica con indignación que sólo a dos familias les queda ya un saco de mijo: cinco kilos de cereal para dar de comer a una media de seis hijos, más los padres y los abuelos, durante los próximos tres meses. Dice que éstos "son los que más tienen", porque "ni un camello podría sobrevivir a la cantidad de grano que queda en pueblo".

De hecho, los ganaderos están viendo como poco a poco los rebaños se reducen. No recuerdan una "buena lluvia" desde el año 2007 y en esta región, los caudales de los ríos son de arena y hay desierto en lugar de pasto. "Ya no sirven para nada", dice de sus animales un habitante del pueblo, que conserva una docena de cabras famélicas de lo que fuera un grupo de cuarenta. Como el ganado se encuentra en este estado, su precio se ha desplomado y es frecuente encontrar ejemplares muertos por los caminos.

- Unidades para malnutridos.

Más lejos de allí, en Am Dam (región de Ouaddaï) las 'termitières' también rebuscan en el campo. Esta región tiene más de 80.000 habitantes organizados en ocho distritos, todos afectados por la crisis alimentaria. La ONG Internacional Medical Corps gestiona el único hospital en kilómetros a la redonda y ha tenido que establecer una unidad especial para niños con malnutrición aguda, que suponen ya el 80 por ciento de sus pacientes de pediatría.

Aunque la instalación es precaria, sólo dispone de cuatro trabajadores y algunos voluntarios, no tiene ambulancia y su capacidad se limita a 23 pacientes, pueden gestionar hasta medio centenar de consultas diarias. Atienden todo tipo de males, pero el grueso son casos de paludismo, infecciones respiratorias, parásitos intestinales y malnutrición.

Mientras la Ayuda Oficial al Desarrollo de los países industrializados se reduce a medida que avanza la crisis económica, un cartel junto a la puerta del edificio recuerda la importancia de la solidaridad del Norte para la supervivencia en el Sur: En este hospital hay fondos de la Cruz Roja Española y la Junta de Andalucía.

fuente: Isabel Vega - Europa Press

Centroamérica padece una creciente falta de alimentos según la FAO

La falta de alimentos aumentó significativamente en Centroamérica durante los últimos 20 años, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO).

De acuerdo con la Oficina de Políticas Agrícolas para América Latina de la FAO, esa región es cada vez más dependiente de la importación de nutrientes, con grandes vulnerabilidades en Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

Registros de esa entidad indican que el área plantada de cereales en la región aumentó un 10 por ciento entre 1987 y 2006, llegando a los 2,9 millones de hectáreas, período en que su población subió un 46 por ciento.

Pero contrariamente, ese crecimiento no registró incrementos de productividad en la agricultura del istmo.

La crisis en América Latina elevó a 53 millones el número de personas que padecen desnutrición, la mayor cifra desde 1990, situación que empeoró en 2006 por el alza del precio de los alimentos.

A partir de 2008 influyó además la crisis económica global que limitó las opciones crediticias de las empresas, golpeando luego el empleo en países como Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

Actualmente Centroamérica registra menos ingresos por falta de puestos de trabajo y reducción de las remesas procedentes de Estados Unidos y Europa.

Tal situación afectó especialmente a los pobres, quienes tuvieron que pagar más por la misma cantidad de nutrientes.

Desde hace dos años la inseguridad alimenticia es más notable en la región del océano Pacifico afectada por una fuerte sequía, que en la zona oriental de Guatemala condujo a declararla zona de desastres humanitario.

Variables como el cambio climático, una mayor ocurrencia de desastres naturales como los huracanes y la irrupción de los biocombustibles, que en algunos casos compiten por tierras con los sembradíos agrícolas, agravan la falta de alimentos en Centroamérica.

fuente: Prensa Latina

Manifestación en Mar del Plata para exigir el fin del hambre en Argentina

Miles de argentinos marcharon el viernes en Mar del Plata (sudeste de la provincia de Buenos Aires) para recordar la vigencia del drama del hambre en uno de los principales países productores de alimentos, pese a que ha disminuido. Bajo la consigna El Hambre es un Crimen, el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo organizó su primera movilización de 2010. "Ni en Mar del Plata ni en todo el país se ha erradicado el hambre y la tristeza general", señalaron los manifestantes.

La primera de las marchas contra el hambre en Argentina ocurrió en plena crisis de este país, en 2001, y hubo más en los años siguientes pese a la recuperación económica que redujo la pobreza a casi la mitad, pero no pudo resolver la precaria condición de vida de un cuarto de la población. "Hay un núcleo duro de la pobreza que no se puede perforar", alertó el coordinador de Chicos del Pueblo, Alberto Morlachetti.

La pobreza rebrotó en Argentina por la inflación ascendente desde 2007 y la crisis mundial que comenzó en 2008. Por eso, el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner aprobó en diciembre pasado una asignación de 170 pesos mensuales (unos 37 euros) para cada hijo de parado o trabajador informal. Un estudio realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda), el Programa de Formación Popular en Economía (Profope) y el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL), señala que, con esa ayuda, la pobreza se ha reducido del 26% al 22,6% (unos nueve millones de personas) y la indigencia (la carencia de recursos necesarios para comprar alimentos básicos), del 7,5% al 3,4% (aproximadamente 1.360.000 personas).

Los investigadores propusieron que la subvención a los niños fuera complementada con políticas para fomentar el empleo, como el plan de cooperativas que el Gobierno ha puesto en marcha entre críticas de las organizaciones sociales excluidas del programa. Además, una inflación superior al 20% deteriora mes a mes el poder adquisitivo de la ayuda.

"Bienvenida sea la asignación, pero no es universal, porque está condicionada a asistir a la escuela y a recibir las vacunas y además debería cubrir a seis millones de chicos, en lugar de 3,6 millones", opinó Morlachetti, que venía bregando desde hace años por este subsidio, al igual que la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la diputada Elisa Carrió y el economista Rubén Lo Vuolo. "Si universalizamos la asignación y la llevamos a 300 pesos [62 euros], salimos de la indigencia y me puedo retirar tranquilo", dijo el coordinador de Chicos del Pueblo.

En 2005, Morlachetti había llevado la propuesta de la asignación universal por hijo al entonces presidente de Argentina, Néstor Kirchner, que le respondió entonces que el empleo era su herramienta para combatir el hambre. "Conceptualmente estoy de acuerdo", opinó Morlachetti, "pero no hay pleno empleo y la mitad del empleo es informal. No niego que haya crecimiento, sea por méritos propios del Gobierno o no, pero al ser tan concentrada la riqueza, el crecimiento no llega al núcleo duro de la pobreza. Hay que cambiar la matriz de distribución en este país que puede alimentar a 300 millones de personas en todo el mundo."

El pasado martes, alrededor de dos millones de argentinos celebraron en las calles de Buenos Aires el Bicentenario de la revolución independentista de Argentina. Fue una verdadera fiesta popular. También se celebró en las demás ciudades. "Pero los fastos del Bicentenario no deben ocultar la pobreza", señaló el coordinador de Chicos del Pueblo.

El manifiesto de la protesta del viernes en Mar del Plata advertía de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el kirchnerista Daniel Scioli, "impone políticas públicas que no están nutriendo, ni abrigando, ni abrazando a nuestros niños". Se refería al recorte este año del 20% de las plazas en los comedores escolares, lo que afecta a 400.000 niños que muchas veces sólo se acercan hasta el colegio por los alimentos, según reconocen los propios docentes. También se criticó el proyecto de ley de rebajar la edad de imputabilidad penal de los 16 a los 14 años. "Como si nuestros hijos fuesen los responsables de la pobreza o de la inseguridad", afirmaron los manifestantes.

Entre las organizaciones convocantes figuraban algunas que habían sido aliadas del kirchnerismo hasta hace poco, pero que se alejaron del Gobierno por el devenir de sus políticas. Entre ellos, los movimientos Libres del Sur y Barrios de Pie. También participaron sindicalistas de CTA, grupos católicos, organizaciones sociales y piqueteras, de jubilados y de mujeres. "Vino gente de Buenos Aires, de Santiago del Estero, de Bariloche, de Mendoza... y vinieron porque están cagados de hambre. Si no, no vienen", razonó Morlachetti.

fuente: Alejandro Rebosio - El País

Perú: "Magollo atraviesa por su peor crisis hídrica"

En una total crisis hídrica se encuentra el sector Magollo, no sólo a consecuencia de la sequía presentada a inicios de año, sino también por la falta de agua potable que ha ocasionado que los cerca de 4 mil pobladores de la zona se sientan insatisfechos y vivan inseguros por las condiciones inadecuadas de sanidad, sostuvo el delegado de la Comisión de Regantes de Magollo, Eudocio Casilla García.

- ¿Cómo se encuentra la producción agrícola de Magollo?

- Está muy afectada a consecuencia de la sequía. Nuestra producción ha bajado en un 30%. Antes, por ejemplo, sacábamos 100 kilos de olivo, hoy apenas alcanzamos los 70. Otros productos de los árboles frutales también se han visto afectados, como la guayaba y la pera; además, las plagas ayudan a empeorar la situación: la mosca blanca sigue en nuestros cultivos, y otras plagas como la queresa blanca y la negra.

- ¿Los recursos hídricos que se tienen son suficientes?

- No, es más, Magollo atraviesa por la peor crisis hídrica. Por ejemplo, las represas las represas de Casiri y Paucarani, que son las que nos proveen agua, tienen 1,5 millones de metros cúbicos, cuando lo normal son 4,5 millones, y están prácticamente secas. Ahora, en cuanto al agua de consumo, estamos peor porque el canal Uchusuma está contaminado, ya que la gente echa basura, aceite y lava su ropa en él. En cualquier momento se va a desatar una epidemia, porque estamos tomando agua contaminada.

- El gobierno regional tenía un proyecto de entubado de ese canal...

- Sí, el año pasado ejecutó una parte, pero falta la otra, que es desde el sifón de Sobraya hasta el partidor de Cerro Blanco. Lo que sé es que para eso se requieren 4 millones de soles. En la primera etapa se había invertido 8 millones, así que esperamos que terminen los trabajos, porque es de suma urgencia.

- ¿Cuántos pobladores son los afectados?

- En el sector Magollo somos como 4 mil, y desde hace años vivimos sin agua potable.

fuente: Correo

sábado, 29 de mayo de 2010

Niños desnutridos en India son obligados a comer barro

Más de 40 pueblos del estado septentrional indio de Uttar Pradesh están sufriendo una hambruna tal que los niños están obligados a comer fango, informó una comisión de investigación creada por la Corte Suprema, tras una denuncia del diario Hindustan Times.

Un equipo de expertos del máximo órgano judicial indio visitó el distrito de Shankargarh, que se extiende sobre unos 150 kilómetros cuadrados, y encontró una situación "catastrófica" desde el punto de vista alimentario y sanitario.

Nueve de cada diez niños "que comen fango" presentan una desnutrición extrema. Ocho habitantes de cada diez no tienen ninguna asistencia social, mientras la expectativa de vida promedio es de 40 años.

"Los niños tienen el vientre hinchado, la piel es color ceniza, el cabello seco y el cuerpo huesudo. Es el hambre que te mira a la cara", dice un informe de la consultora Arundhati Dhuru y el economista Jean Dreze, en poder del diario indio.

Las autoridades locales desmintieron la gravedad de la situación, diciendo que los niños "comen fango por costumbre y no por hambre".

Sin embargo la corte pidió "medidas de emergencia" en 46 pueblos para garantizar a los niños un nivel adecuado de alimentación.

fuente: ANSA - La Segunda

Millones de personas ven llegar una nueva hambruna en África

En esta época del año, la reserva Gadabeji solía ser el refugio para las tribus nómadas que cruzan el paisaje desértico al borde del Sahara para llevar a pastar a sus vacas.

Sin embargo, el pasto escasea después de que una sequía eliminó la cosecha del año pasado. Las vacas ahora están demasiado débiles para mantenerse en pie y demasiado flacas para atraer compradores, por lo que los pobres no tienen manera de comprar granos para alimentar a sus familias.

El Sahel, la franja de tierras semiáridas que cruza África al sur del Sahara, otra vez enfrenta la amenaza de la hambruna. El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas advirtió hoy que unos 10 millones de personas podrían pasar hambre durante los próximos tres meses, antes de que llegue la cosecha de septiembre. Si es que llega.

"La gente perdió sus cosechas, su ganado y la capacidad de sustentarse sola y los niveles de desnutrición entre las mujeres y los niños ya subieron a niveles muy altos", dijo Thomas Yanga, director regional del programa para África occidental.

En Chad, al oeste de Níger, muchos habitantes han llegado hasta la frontera norte con Libia en busca de comida, dijo el subsecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU, John Holmes.

"El nivel de desnutrición ya está más allá del punto de riesgo", dijo Holmes el jueves, tras una visita de cuatro días a Chad. "Si no actuamos ahora o lo más pronto posible, hay una posibilidad de que la crisis alimentaria se convierta en un desastre".

En Níger, hay quienes dicen que la crisis podría ser peor que la del 2005, cuando las organizaciones humanitarias tuvieron que atender a decenas de miles de niños desnutridos.

"Hemos perdido tanto que no podemos llevar la cuenta", dijo en la reserva Gadabeji un nigerino de 45 años que debe alimentar a veinte familiares. Los miembros de su tribu llevan a sus burros hambrientos en medio de la nube naranja quemado de una tormenta de arena para recoger la poca agua que encuentran en la planicie reseca.

Tampoco encuentran mucho líquido en los pozos privados.

Las hambrunas no son nada nuevo en Níger, una ex colonia francesa de casi la misma superficie que Perú. El Sahel cruza por el medio de su territorio y separa las arenas del Sahara de las verdes tierras de cultivo de Nigeria, su vecino del sur. Las sequías severas han marcado la historia de la región durante siglos.

Aún así, la agricultura es -más allá de las minas de uranio- la única fuerza económica del país, donde un cuarto de la población sabe leer.

Generación tras generación, las tribus nómadas siguen los mismos senderos en las mismas épocas del año, con las pertenencias de cada uno en un pequeño bastidor de madera tirado por un burro.

fuente: Associated Press - Los Tiempos